Policiales Triple Fuga: piden 15 años para los hermanos Lanatta y Schillaci por los delitos cometidos en Santa Fe  Imputados por privación ilegítima de la libertad, robo calificado y portación y tenencia de armas.
Ya pasaron más de dos años de aquella fuga cinematográfica, riesgosa para propios y extraños y violenta que protagonizaron los convictos hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci del penal de General Alvear, mientras cumplían una condena de prisión perpetua por el Triple Crimen de General Rodríguez. En su escape, se tirotearon con la policía bonaerense, en Ranchos, y luego huyeron hacia el norte, a la provincia de Santa Fe, cuando su búsqueda ya era cuestión de Estado.
Aquí, en el territorio santafesino fueron capturados por la policía local, tras 15 días de persecución de todas las fuerzas nacionales.
El caso vuelve a reflotarse por la investigación que inició en su momento el Ministerio Público de la Acusación santafesino, por los delitos que cometieron en Santa Fe, y que los llevará a juicio oral.
Los argumentos de la fiscalía y la defensa fueron expuestos ante el juez Nicolás Falkenberg, quien deberá resolver cómo y cuándo se desarrollará.
Si bien no fueron trasladados a Santa Fe por una petición especial para participar de la audiencia preliminar, llegado el Juicio los Lanatta y Schillaci deberán estar presentes frente al juez, confiaron fuentes judiciales a Clarín.
El Fiscal del caso, Estanislao Giavedoni, les imputó a los tres la privación de la libertad de un ingeniero agrónomo y el robo de la camioneta que usaba para trabajar, ocurridos el 7 de enero de 2016.
También los imputó por el ingreso violento a una vivienda en una zona rural de Campo del Medio (departamento Garay) y el robo de la camioneta propiedad del matrimonio dueño de la casa.
Por último, se les atribuyó a Schillaci y Cristian Lanatta la privación de la libertad del sereno de un molino arrocero, donde concluyó la persecución, el 11 de enero. Por estos delitos pidió una pena de 15 años.
En resumen: privación ilegitima de la libertad en dos oportunidades, robo calificados y portación y tenencia de arma de fuego, son las imputaciones contra el trío.
La defensa de los acusados, representada por abogado público, Leandro Miró, argumentó que los prófugos actuaron bajo "el estado de necesidad exculpante, que es cuando hay una situación externa a la persona que lo obliga a actuar de una manera".
"Creemos que acá no hubo una fuga sino lo que esa fuga fue facilitada desde el penal de Buenos Aires y, a partir de ahí, una serie de situaciones donde estas tres personas tuvieron peligro en su vida", indicó.
Entre las pruebas, la fiscalía cuenta con los testimonios de las víctimas de los "prófugos", la prueba material de las armas secuestradas y los informes de las agencias gubernamentales respecto de la titularidad de las armas.
En los primeros días del 2016, los prófugos iniciaron en Santa Fe un raid de delitos, en su intento de huir de las fuerzas de seguridad hacia el norte para cruzar la frontera hacia Paraguay.
Para ello, según se desprende de la investigación, secuestraron a un ingeniero agrónomo en las inmediaciones de la ciudad de San Carlos, lo llevaron a su departamento, en pleno centro santafesino, tuvieron tiempo para plotear (con el logo y los colores de la Gendarmería) la camioneta del ingeniero, tomaron la ruta provincial Nº 1 y huyeron hacia el norte.
Un imprevisto, un vuelco en un camino rural, precipitó el fin. Caminaron —heridos y sedientos— hasta otra casa en la localidad de Campo del Medio, a unos 85 kilómetros al norte de la capital provincial. Redujeron al dueño de la vivienda y a su mujer, pidieron comida y ropa, y siguieron escapando por el monte, en jurisdicción de la ciudad de Cayastá. Pero la policía ya estaba tras sus pasos en esa zona.
El primero en caer fue Martín Lanatta, el más herido por el vuelco de la camioneta. Fue encontrado en un campo, visiblemente malherido. Restaban conocer dónde estaban Cristian y Víctor, pese a que en algún momento se los había dado por detenidos. Dos días más tarde, fueron capturados en una arrocera, a pocos kilómetros de Cayastá.
Fuente: Clarín
Jueves, 8 de marzo de 2018
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