Mundo El papa Francisco alertó que la UE "corre el riesgo de morir"  El pontífice recibió a líderes de los 27 países del bloque en el marco de su 60 aniversario; "No hay paz donde falta trabajo o un salario digno", dijo ROMA. En víspera de celebrarse mañana el 60 aniversario del nacimiento de la Unión Europea con la firma de los Tratados de Roma -el 25 de marzo de 1957-, el Papa advirtió hoy que el bloque "corre el riesgo de una involución y de morir" si no se replantea el proyecto, inspirándose en el legado de los padres fundadores.
Consciente de que el bloque vive uno de los momentos más oscuros de su historia, bajo una amenaza terrorista que no cede y el riesgo de implosión -con el Reino Unido a días de formalizar su " Brexit "-, Francisco, un papa no europeo, venido desde la lejana Argentina, alertó también sobre los populismos y particularismos "que florecen por el egoísmo".
Mientras lo escuchaban en silencio los jefes de Estado y de gobierno de los 27 países del bloque -llegados a una capital hiper-blindada y en alerta máxima-, el Papa, que habló de las dificultades actuales, pidió buscar una "nueva hermenéutica para el futuro" y "un nuevo humanismo europeo". E invitó a un bloque desunido, asustado, sin ideas, a ponerse en discusión, abrirse al mundo, a no tener miedo, a encontrar esperanza en la solidaridad, "el antídoto más eficaz contra los modernos populismos". Apelando a la solidaridad, también pidió no caer en "la tentación de reducir los ideales fundacionales de la Unión a las exigencias productivas, económicas y financieras".
"Cada organismo que pierde el sentido de su camino, que pierde el mirar hacia delante, sufre primero una involución y al final corre el riesgo de morir", alertó, hablando en la espectacular Sala Regia del Palacio Apostólico. Allí estaban el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, anfitrión de las celebraciones que culminarán hoy con la firma de una declaración que intentará relanzar el bloque, la canciller Angela Merkel , el presidente francés François Hollande y el jefe de gobierno español Mariano Rajoy, entre otros.
En un discurso en el que mencionó siete veces la palabra "esperanza", Francisco evocó a los padres fundadores de la UE y su "apasionado compromiso por el bien común". Al criticar el "vacío de memoria" que se vive hoy, recordó sus esfuerzos por derribar el muro de Berlín. Y que, gracias a su audaz proyecto, surgido tras la devastación que dejó la Segunda Guerra Mundial, pudo conquistarse "el tiempo de paz más largo de los últimos siglos" en Europa.
"El primer elemento de la vitalidad europea es la solidaridad", destacó el ex arzobispo de Buenos Aires, que recordó que en el origen de la civilización europea se encuentra el cristianismo. Como ya había hecho al hablar en la sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo y al recibir el año pasado el premio Carlo Magno, Francisco no desaprovechó la ocasión de tener ante sí a todos los líderes políticos de la UE, algo inédito en el Vaticano.
Y reiteró sus mayores desvelos: la familia, célula básica de la sociedad, los migrantes vistos como enemigos, los jóvenes sin trabajo, los pobres. Y clamó por una apertura a todos ellos, destacando los ideales originarios de la UE, la riqueza de la unidad en la diferencia y la multiculturalidad que siempre tuvo el Viejo Continente.
"No hay paz allí donde falta el trabajo o la expectativa de un salario digno. No hay paz en las periferias de nuestras ciudades, donde abunda la droga y la violencia", recordó.
Si hace 60 años los padres fundadores "estaban animados por la esperanza de un futuro mejor y con una voluntad firme lo perseguían, para evitar que surgieran nuevos conflictos, nuestra época está más dominada por el concepto de crisis", lamentó. "Está la crisis económica, la crisis de la familia y de los modelos sociales consolidados, la crisis de las instituciones y la crisis de los migrantes: tantas crisis, que esconden el miedo y la profunda desorientación del hombre contemporáneo, que exigen una nueva hermenéutica para el futuro", apuntó.
Y, llamando a enfrentar este tiempo de desafíos y oportunidades, sugirió encontrar la respuesta en los pilares sobre los que los padres fundadores construyeron esa Comunidad Económica Europea, embrión de la UE: "la centralidad del hombre, una solidaridad eficaz, la apertura al mundo, la búsqueda de la paz y el desarrollo, la apertura al futuro".
"Europa vuelve a encontrar esperanza en la solidaridad, que es también el antídoto más eficaz contra los modernos populismos", aseguró. "Si uno sufre, todos sufren", dijo. "Por eso, hoy también nosotros lloramos con el Reino Unido por las víctimas del atentado que ha golpeado en Londres hace dos días", agregó, en una reunión marcada por la ausencia inevitable del Reino Unido.
Al destacar que es necesario preservar la unidad en las diferencias, también llamó a "pensar en modo europeo" para conjurar el peligro de una gris uniformidad o el triunfo de los particularismos. "A la política le corresponde esa leadership ideal, que evite usar las emociones para ganar el consenso, para elaborar en cambio, con espíritu de solidaridad y subsidiaridad, políticas que hagan crecer a toda la Unión en un desarrollo armónico, de modo que el que corre más deprisa tienda la mano al que va más despacio, y el que tiene dificultad se esfuerce para alcanzar al que está en cabeza", sentenció.
"Europa tiene un patrimonio moral y espiritual único en el mundo, que merece ser propuesto una vez más con pasión y renovada vitalidad, y que es el mejor antídoto contra la falta de valores de nuestro tiempo, terreno fértil para toda forma de extremismo", agregó.
Finalmente, aseguró que la UE "está llamada a un replanteamiento, a curar los inevitables achaques que vienen con los años y a encontrar nuevas vías para continuar su propio camino". "A diferencia de un ser humano de sesenta años, la Unión Europea no tiene ante ella una inevitable vejez, sino la posibilidad de una nueva juventud. Su éxito dependerá de la voluntad de trabajar una vez más juntos y del deseo de apostar por el futuro", concluyó, llamando a los líderes presentes a discernir el camino para un "nuevo humanismo europeo", hecho de ideales y de concreción.
Fuente: La Nacion
Viernes, 24 de marzo de 2017
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