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Economía El Presupuesto busca consolidar el modelo económico de Cambiemos El presupuesto que se apresta a votar el Congreso con el voto de diputados oficialistas y de sectores del peronismo tiene un valor testimonial: será la señal política que reclama el Fondo Monetario Internacional (FMI) para aprobar este viernes la renegociación del acuerdo stand by con la ampliación y adelanto en el giro de los 57.100 millones de dólares del crédito que deberían garantizar el repago de la deuda este y el próximo año.
El Presupuesto, si bien se trata de una de las principales leyes para la administración del Estado, no es imprescindible: desde el regreso de la democracia fueron varios los presidentes que no contaron con la sanción del Congreso o que recién lo lograron varios meses entrado el año.
En lo esencial, el Presupuesto refleja el modelo socioeconómico que plantea un Gobierno. Es la verdadera plataforma de gestión. De la decisión de qué impuestos se van a cobrar y cómo se va a asignar los recursos surge quiénes son los ganadores y perdedores del modelo. En el texto que presentó el Gobierno, está claro que se impulsará una mayor concentración de la economía, generando mayor rentabilidad para las empresas y descargando todo el ajuste recortando las transferencias a las familias.
El Indec difundió el miércoles, mientras Diputados iniciaba la discusión del Presupuesto, las líneas de ingreso para medir pobreza e indigencia. En el último mes, la Canasta Básica Alimenticia (indigencia) subió 8,5% y la Canasta Básica Total (pobreza) 8,1%, muy por encima de la inflación general de 6,5%. La inflación provocó que la Asignación Universal por Hijo cubra el 85% de la canasta promedio.
También se publicaron los indicadores de ventas en centros de compra, supermercados y mayoristas, correspondientes a agosto. En todos los casos hubo fuerte caídas de -2,6% en los shopping, de 4,2% en los súper y de 2,8% en los mayoristas donde las familias se volcaron a comprar en busca de precios más bajos.
Todos los indicadores derivan de la crisis económica que se inició en abril con la explosión de la bomba de las Lebac y que ahora mantienen en una tregua a costa de una tasa de interés superior a 70% y una recesión que está disparando los indices de pobreza.
Con la presentación del Presupuesto, quedó claro que la crisis no fue provocada por herencia ni factores externos sino con la deliberada intención de cambiar de raíz la matriz productiva del país y la distribución del ingreso. Así lo refleja la estructura impositiva que se plantea para superar la crisis, como la eliminación del impuesto de 12% a la venta de vinos espumosos (champaña) mientras se mantiene el IVA de 21% a los productos de la canasta básica. O la eliminación de los reintegros a las exportaciones industriales (que ocupan mano de obra calificada, pagan mejores salarios y brindan mayores derechos a sus empleados) mientras se baja las retenciones a la exportación de los granos de soja sin ningún tipo de elaboración o se pone un impuesto simbólico a la exportación de petróleo y gas y minerales. Todo un incentivo a la primarización de la economía.
Con la llegada de Cambiemos al poder, muchos funcionarios plantearon el modelo australiano (aunque sin entender muy bien qué significaba) como reflejo de sus ambiciones. Básicamente, lo que se pretendía era un país exportador de materias primas y receptor de turismo extranjero y comprador de bienes de consumo baratos.
Para lograrlo era necesario reducir a la mitad el salario en dólares de los trabajadores y eliminar la intervención del Estado como mediador de los conflictos sociales. La brutal devaluación de este año generó lo primero. La crisis de endeudamiento y el plan de Déficit Cero genera lo segundo.
No hubo mala praxis, ni culpas externas o la herencia. Hay un modelo que se va consolidando y que tiene en la aprobación del Presupuesto una demostración de fuerza que hace el Gobierno para complacer al directorio del Fondo Monetario Internacional.
Fuente: MinutoUno
Miércoles, 24 de octubre de 2018
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