Sociedad Comenzó el juicio por las muertes del taller clandestino de Luis Viale El siniestro donde fallecieron cinco niños ocurrió el 30 de marzo de 2006 y a los dueños de las marcas textiles Jaime Geiler y Daniel Fischberg nunca los citaron.
El juicio oral por el incendio en 2006 de un taller textil clandestino ubicado en Luis Viale 1269, en el barrio porteño de Caballito, en el que murieron seis personas de nacionalidad boliviana -cinco de ellas menores-, comenzó hoy con la presencia de numerosas organizaciones sociales, de inmigrantes y referentes de derechos humanos y políticos.
"El incendio de Luis Viale fue la primera vez que murieron tantos bolivianos en un incidente, además visibilizó un modo de producción que está muy arraigado en la sociedad argentina", indicó a Télam, Juan Vázquez, integrante de Simbiosis Cultural, un colectivo conformado por personas de esa nacionalidad que impulsó la Campaña por Justicia por Luis Viale.
"Sin embargo, pese a la magnitud que tuvo el incendio y sus repercusiones no sólo nadie fue preso, sino que no se produjeron cambios, a tal punto que el año pasado volvió a pasar lo mismo y nuevamente murieron dos niños en un taller en Flores", agregó.
El 30 de marzo de 2006 un desperfecto eléctrico generó el recalentamiento (llamado técnicamente "efecto joule") en el cable de un televisor de la planta superior del taller, que también funcionaba como vivienda de los más de 45 costureros que trabajaban allí y de sus familias.
En el incendio fallecieron Harry Douglas Rodríguez Gómez, de 4 años; Juana Vilca Quispe de 25 años, quien estaba embarazada; Elías Carbajal Quispe, de 10; Rodrigo Quispe Carbajal, de 4; Wilfredo Quispe Mendoza, de 15, y Luis Quispe, de 4.
Al juicio oral, que se lleva adelante en el Tribunal Oral en lo Criminal 5 (TOC 5) y comenzó pasado el mediodía, llegan procesados Luis Sillerico Condori (boliviano) y Juan Manuel Correa (argentino), quienes contrataban a los costureros, controlaban el trabajo y pagaban.
Sin embargo, Jaime Geiler y Daniel Fischberg, propietarios del inmueble, proveedores de las materias primas y dueños de las marcas que compraban toda la producción del taller, ni siquiera fueron citados a declarar durante la instrucción de la causa.
"Geiler y Fischberg eran dueños de la fábrica donde se cortaba la tela del jean que se cosía en Luis Viale, eran dueños de otro taller que estaba a 200 metros, eran dueños del inmueble y de las únicas marcas para las que producía el taller que eran Woll, JD y LDV-Lordeville", sostuvo Ayelén Arcos, miembro de la Campaña.
Y añadió que, por esto, "no hay forma de que ellos desconocieran la forma en la que se producía. De hecho, los vecinos que van a declarar en el juicio van a dar testimonio de que ellos estaban todo el tiempo en la zona".
RECLAMAN QUE VAYAN A JUICIO DUEÑO DE MARCAS
"Si lográramos que se condene también a los dueños de las marcas sentaríamos jurisprudencia porque existen muchos juicios que involucran a más de 110 marcas y que están frenadas", indicó por su parte Jerónimo Montero Bressan, investigador de Conicet, quien se acercó a la problemática a partir del incendio de Luis Viale y hoy es parte activa de la Campaña.
"La estrategia de las marcas es vincular a los talleres informales con la venta en La Salada u otros espacios informales, pero esto es falso. Si bien en la comercialización hay una diferencia, cuando uno va para atrás en las cadenas productivas el origen de las prendas es el mismo. Las marcas son la cabeza de una cadena productiva y como tales tienen responsabilidad sobre los talleres informales", continuó.
Desde las 8, una bandera con la consigna "No fue un accidente, los mató la explotación" fue desplegada frente a la puerta del Palacio de Tribunales y mientras los testigos declaraban, en la calle una radio abierta funcionó dando visibilidad al juicio y a la problemática.
El debate oral en el TOC 5, integrado por Rafael Oliden, Adrián Pérez Lance y Fátima Ruiz López, se extenderá hasta el próximo mes y se estima que la sentencia estará el 13 de mayo.
En el taller, que había sido habilitado en 2000 para cinco máquinas, llegaron a trabajar 45 costureros y a vivir 64 personas. Dormían en “habitaciones” de dos metros cuadrados separadas por telas y tabiques de madera, compartiendo colchones, sin un espacio para comer y con un solo baño (sin agua caliente).
Se trabajaba un promedio de 14 horas por día de lunes a viernes, y 5 ó 6 horas el sábado y los trabajadores cobraban entre 0,70 centavos y 1,20 pesos por prenda.
Fuente. Infonews
Lunes, 18 de abril de 2016
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