Día de la Memoria Cómo fueron las horas previas al golpe de Estado A 40 años del inicio de la dictadura cívico militar, un informe especial que repasa la manera en que se llegó a ese día, el contexto socioeconómico y cómo fueron las tensas horas previas.
El 24 de marzo de 1976 fue un día soleado y apacible, los militares —encabezados por el general Jorge Rafael Videla— tomaron el poder, y muchos argentinos los recibieron con alivio. El comunicado número 1 de la Junta militar fatigó las radios desde muy temprano; la presidente constitucional, Isabel Martínez de Perón, había sido detenida y trasladada al sur.
La dictadura comenzaba con el apoyo de buena parte de los empresarios, la Iglesia, la prensa, la gente de la cultura, el Partido Comunista, el radicalismo y hasta de sectores peronistas. Montoneros y el ERP, los dos principales grupos guerrilleros, se mostraron exultantes: habían jugado al golpe para acelerar la revolución socialista.
El golpe de Estado más anunciado El derrocamiento de las autoridades constitucionales tomó por sorpresa a pocos. La palabra "golpe" circulaba diariamente en los despachos oficiales, las redacciones periodísticas, las sedes de las empresas y hasta los cafés. El gobierno de Isabel Perón tenía una fragilidad institucional enorme tras el fallecimiento del presidente Juan Domingo Perón, el 1º de julio de 1974. Graciela Fernández Meijide, miembro fundadora de la CONADEP, lo calificó como "el golpe más anunciado de la historia"...
Isabel Perón estaba rodeada de un marco de problemas sumamente complejos. El ritmo de la economía y la violencia en las calles fueron el caldo de cultivo.
Todos apuestan al golpe, incluso las guerrillas Además de haber sido un golpe "anunciado", había varios sectores políticos que pugnaban por que tuviese lugar. Tanto desde la izquierda como desde la extrema derecha se consideraba que "cuanto peor le vaya al gobierno, mejor". Según el ex diputado Julio Bárbaro, el asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci fue el punto más alto de la violencia política que se vivía e inauguró una espiral que terminaría derrocando al gobierno democrático.
Las 24 horas previas al golpe Ex funcionarios coinciden en que el 23 de marzo fue "un día muy largo". Carlos Campolongo, ex jefe de Gabinete de asesores de Prensa y Difusión, recuerda que recibió llamados de periodistas durante todo el día para confirmar datos de movimientos de militares.
La dictadura: un fracaso sangriento El ex secretario de la Niñez y la Familia, Osvaldo Agosto no duda en calificarlo como "un golpe antiperonista". Pocos podían imaginar aquel día que Videla expresaba el consenso sangriento al que habían llegado los jefes militares en la cúspide de su poder: "Había que eliminar a un número grande de personas para ganar la guerra contra la subversión. Pongamos que eran 7 mil u 8 mil las personas que debían morir. No podíamos fusilarlas. Tampoco podíamos llevarlas ante la justicia", según le dijo al periodista Ceferino Reato en su libro Disposición Final.
Aunque Fernández Meijide recuerda el cambio de mentalidad que hubo en la sociedad -"la gente sí sintió que había tranquilidad"- no deja de contrastarlo con la muletilla que comenzó a ser utilizada sobre las personas que desaparecían: "Algo habrán hecho".
Fuente: infobae
Jueves, 24 de marzo de 2016
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