Finanzas Señal para la industria: analizan bajar el impuesto a los autos de alta gama Toyota solía vender -por año y en promedio- alrededor de 4000 unidades de la SW4, una SUV de producción nacional. A fines de 2013, el gobierno de Cristina Kirchner aumentó fenomenalmente el impuesto interno para frenar el denominado "dólar auto". En ese entonces, los consumidores se atajaban ante una probable devaluación comprando vehículos de alta gama a dólar oficial, cotización que veía crecer su brecha con el paralelo. Con ese impuestazo, se vendieron sólo 500 unidades de SW4 por año desde entonces. Eso no fue todo: como cascada, el gravamen a la alta gama liquidó el segmento más rentable, por lo que las automotrices reaccionaron con subas de precios en autos chicos y medianos.
Según pudo saber LA NACION, la Secretaría de Industria, que conduce Martín Etchegoyen, no planea la eliminación de ese impuesto, pero sí una importante reducción en la alícuota y un cambio de base. Fuentes del Ministerio de Producción dijeron que se está trabajando con las automotrices en un esquema que "normalice" la situación y "promueva la industria", sobre todo luego de la hasta ahora exitosa salida del cepo y la unificación cambiaria. En esa cartera no dieron más precisiones.
Fuentes de la industria que participan de las negociaciones estimaron que la alícuota del impuesto quedaría en 10 por ciento. "La base todavía se está discutiendo con el Gobierno, pero cubriría el auto mediano de producción nacional más caro", completaron. Con ese criterio quedarían incluidos, por ejemplo, el Citroën C4, Renault Fluence, Ford Focus o Peugeot 408, entre otros, como la nueva versión de la SW4, que se presentó ayer (ver recuadro).
Según estimaron, esta solución evitaría tensiones con Brasil, ya que casi ningún auto de ese país quedaría bajo el alcance del gravamen. "Ellos nos dieron la ventaja con el IPI [impuesto a los productos industrializados]", dijeron en el sector, donde indicaron que la idea de máxima era liberar del impuesto también a los autos nacionales más caros. Sin embargo, indicaron que entienden que eso posibilitaría el ingreso de una importante cantidad de autos medianos importados.
El 31 de diciembre vencerá la última prórroga al impuesto dispuesta por el gobierno de Cristina Kirchner en julio pasado. Antes de esa fecha, y en semanas con varios feriados por las Fiestas, el Gobierno deberá publicar un nuevo decreto.
A mitad de año, a través de la norma 1243/2015, la gestión pasada elevó a $ 225.000 el piso a partir del que se pagaría el impuesto interno. Además distinguió tasas diferentes para los de producción nacional y los importadores. Esto supuso que los autos de menos de $ 225.000 no pagaban el impuesto. Uno de los problemas fue que la devaluación de enero de 2013 y la posterior suba de precios dejó a muchos autos cerca de ser alcanzados. Muchas marcas preferían no aumentar los precios de sus autos de gama media para no caer en el gravamen y entonces recuperaban rentabilidad con alzas de precios de los autos más chicos.
Las operaciones que superan los $ 225.000 hasta $ 278.000 están gravadas con una tasa de 30%, y para las que están por arriba de $ 278.000 se aplica una tasa de 50 por ciento. Para este último caso, los precios de los autos aumentaban 100 por ciento. Se trató literalmente del retiro del mercado de los autos de alta gama.
En el último decreto se diferenció el impacto para la producción local, fuertemente afectada por la falta de dólares y la imposibilidad de importar insumos para la producción. Esta situación sumó presión a los precios por la falta de oferta de autos. Los vehículos de producción nacional están gravados con una tasa de 10% (operaciones de entre $ 225.000 y $ 278.000) y de 30% para aquellas que superen los $ 278.000. Todos descuentan que la nueva gestión económica cambiará las cosas. Hay indicios. Toyota apostó ayer porque su nueva SW4 tenga mercado.
Fuente: La Nación
Martes, 22 de diciembre de 2015
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