Deportes Boca sigue con vida, pero volvió a faltarle un plus Otra vez quedó con gusto a poco en un partido que se vivió como una final.
Era una final, como tantas otras supo jugar y ganar Boca en sus tiempos dorados. Y aquí tenía que lograr el triunfo para no depender de los factores externos. Una victoria lejos de casa, en un escenario hostil desde el punto de vista climático, era necesidad y urgencia en este equipo para afirmar la ilusión de la séptima y cerrar el bicampeonato de la mejor manera. Sin embargo, le faltó un plus. Y ese parece ser el problema que jaquea al líder de la Superliga.
En los mano a mano decisivos, no aparece el fuego sagrado ni la muñeca del entrenador para romper el molde con los cambios. Desde la semi con Independiente del Valle, las eliminaciones en la Copa Argentina, la derrota con River y este duelo con Junior, un equipo limitado, aferrado al calor como aliado y al vertiginoso Jimmy Chará.
¿Cómo mirar el vaso medio lleno? Una derrota hubiera sido terminal para el ciclo de su entrenador y la vuelta olímpica, esa que parece inminente, habría tenido un sabor diferente. Teniendo en cuenta el nivel de Junior, requerirá de un milagro en San Pablo ante Palmeiras, que ya mostró superioridad en este grupo. Boca deberá vencer a Alianza Lima y esperar un desenlace lógico. Si derrota los peruanos y no sufre el batacazo colombiano, podrá respirar aliviado durante el Mundial a la espera de los refuerzos, la recuperación de Gago y Benedetto y en octavos de final.
Treinta ocho grados a la sombra. Alta humedad. Un estadio cargado de gente que se hizo oír. Era un panorama incómodo para Boca. Pero no pareció sentirlo en el arranque. Por el contrario, presionó a Junior y desnudó las fragilidades de un equipo al que también le pesaba este partido. A bordo de un 4-1-4-1, con Carlos Tevez como 9, intentó con el juego interno que podían proponer Pablo Pérez, Bebelo Reynoso y Nandez, que comenzó por la derecha y se cerró para liberarle el carril a Jara.
Por el otro lado, Pavón con la misión de aprovechar su letal diagonal. Pero pocas veces pudo conectar Boca. A excepción de alguna esporádica aparición de Tevez, que remató de media distancia y encontró una notable respuesta del uruguayo Viera en el arco, sólo inquietó con la pelota parada, siempre mal aprovechada en cada córner o tiro libre. Junior no encontraba el contragolpe. Los dos volantes centrales no eran una buena opción de salida y las réplicas terminaban en un montón de nada.
Hasta que Rody Zambrano cobró un penal de Barrios sobre Piedrahíta, que se filtraba a espaldas de Pavón. No hubo falta. A instancias del línea, Luis Vera, el juez principal compró. Y Rossi no pudo convertirse en héroe. Pateó Luis Ruiz, tapó el arquero, la pelota pegó en el palo y el delantero capitalizó el rebote. Boca perdió el eje. Ya le habían anulado un gol a Pérez por una falta que no existió y le habían cobrado un penal inexistente.
Con poquito, Junior estaba en ventaja. Hasta que empezó el segundo tiempo y lo empató con algo de guapeza. Pavón halló un tiro libre, la pelota se desvió en la cabeza de Ruiz y descolocó a Viera. Era el momento ideal para dar el zarpazo. Porque el rival estaba herido y no mostraba reacción.
Pero Guillermo demoró los cambios. Si Tevez no pisaba el área porque retrocedía para tratar de darle juego al equipo, ¿por qué no ingresaron Abila o Bou? Recién a la media hora entraron Cardona y Buffarini, el cordobés para tapar al incontrolable Chará. Y cuando había decidido meter a la Panterita, se resintió Barrios.
En el último tramo, Boca sufrió el cansancio. Teo, el del pico caliente, caminó la cancha. Y acá tampoco quiere líos Comesaña. No lo sacó. Así y todo, un gran cruce de Magallán evitó el 2 a 1 de Junior. El empate deja sensaciones ambiguas. Pero, fundamentalmente, a Boca con vida.
Fuente: Clarín
Jueves, 3 de mayo de 2018
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