Deportes Messi, el rey que no puede calzarse la corona de la selección argentina Es el mejor del mundo. Tiene la capacidad de jugar y hacer jugar a sus compañeros. Fue una pieza clave, fundamental, para que la selección argentina llegue a la final de la Copa América de Chile. Pero en el duelo decisivo con los chilenos, Lionel Messi no apareció, no pudo lograr el desequilibrio individual ni la asociación permanente con sus compañeros de ataque como para esquivar los penales, como última instancia de definición.
Así, el rey del fútbol europeo no pudo calzarse la corona de la selección argentina y volvió a cargarse una nueva frustración en su mochila, con la tercera final perdida con la camiseta albiceleste.
El duelo ante Chile, según las estadísticas, fue en el que menos pelotas tocó y ni siquiera tuvo un remate al arco. Eso sintetiza todo lo demás.
Un gol -de penal- en seis partidos, en el debut frente a Paraguay, dejan en claro que no fue “el torneo” de Messi, aunque hay poco para reprocharle directamente, pues tuvo muy buenos pasajes de fútbol a lo largo de la competencia y no fue culpa de la “Pulga” que la selección argentina haya queda en la puerta del título.
En el juego de ajedrez que plantearon Sampaoli y Martino, tal vez resignando parte del potencial de sus propios equipos para intentar controlar al adversario, Messi fue una pieza de cuidado para Chile.
Lo rodearon entre mediocampistas y defensores, y especialmente, lo alejaron de sus socios, porque al 10 argentino le costó entrar en sintonía con Pastore, Di María, Agüero, o Lavezzi e Higuaín.
Pero con algunos pincelazos de su talento, Messi dijo “acá estoy yo” en la final y a la hora del desenlace, desde los doce pasos, fue el único jugador de su equipo que mandó la pelota al fondo del arco, porque Higuaín remató por arriba del travesaño y el penal de Banega fue detenido por Claudio Bravo.
Entre las apariciones positivas de Messi frente a Chile se puede contabilizar el tiro libre ejecutado en el primer tiempo que puso en la cabeza de Agüero y la acción derivó en una gran atajada de Bravo, quien por esta intervención, y el penal que le desvió a Banega, terminó siendo la figura del encuentro.
Además, el jugador del Barcelona fue quien encabezó el contraataque del final de los noventa minutos, con una apilada en mitad de cancha, pase hacia la izquierda para Lavezzi, y una situación de gol que se perdió de manera increíble “Pipita” Higuaín.
Además, el árbitro colombiano Wilmar Roldán no lo ayudó ni lo protegió, pues a Messi lo frenaron como pudieron, con un marcaje escalonado o con faltas reiteradas, muchas de que las que tuvieron que representar una actitud más firme de parte del juez con las sanciones disciplinarias.
Para Messi, es la tercera vez que guarda la medalla del segundo puesto en el bolsillo por finales con Argentina que le dejan un sabor amargo.
Primero fue en la Copa América de Venezuela 2007, contra Brasil; y las dos últimas, en menos de un año: el subcampeonato del mundo en el Maracaná de Río de Janeiro y ahora la decepción, desde los doce pasos, frente a Chile.
Esto no opaca su talento ni su carrera. Sigue siendo el Rey, pero inconscientemente, él siente que todavía no fue coronado, por lo menos, con la camiseta de la Selección Argentina.
Fuente: Diario Norte
Domingo, 5 de julio de 2015
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