Sociedad Ansiedad después del Mundial: ¿cuánto tiempo más llevará? La revista española Líbero creó un test donde hace el cálculo de la cantidad proyectada de torneos que podrá ver cada persona. Especialistas analizan el estrés que conlleva estar muy pendiente de los avatares de la Copa. "¿Por qué los hombres somos más inmaduros que las mujeres?", se pregunta la revista española Líbero, dedicada a aficionados del fútbol, y se responde: "Es que los hombres viven por y para los mundiales y, por esa razón, van con cuatro años de diferencia respecto a las mujeres." Aunque esta teoría abarca a muchas mujeres y también exceptúa a varios hombres, lo cierto es que cierta angustia se genera después del intenso mes de quienes siguen de cerca la Copa del Mundo. En la Argentina, muchos adultos ya comenzaron a vivir la ansiedad de calcular cuántos días faltan para Rusia 2018, miles de jóvenes que antes no se prendían tanto con el seleccionado nacional se sumaron a la fila gracias al desempeño del equipo de Sabella.
A través de un spot que en tres semanas superó las 28.300 visualizaciones en Youtube, y a modo de resumen de lo que ocurre en distintas partes del mundo, la revista Líbero muestra situaciones cotidianas donde se refleja aquella inmadurez de la que habla y, como parte de la campaña, creó también el sitio , donde cualquiera puede consultar cuántos mundiales le quedan de vida.
Laura Gerpe, de la agencia Lola, creadora de la campaña, le dice a Tiempo Argentino que "se han disparado las visitas apenas se creó el microsite". Y Diego Barcala, codirector de la revista, le explica a este diario: "La campaña explica a la perfección cómo los aficionados recordamos las etapas de nuestra vida a través de los recuerdos de los éxitos o fracasos de nuestros equipos en los mundiales. Nuestro objetivo cumplido es explicar al lector que Líbero es la única revista que te habla de fútbol y muchas cosas más."
Y de esas "muchas cosas más" se habla también en la Argentina, donde Adrián Grassano, un futbolero de 43 años, se acostó a dormir la noche en que el seleccionado nacional perdió contra Alemania y sólo pensaba en eso. "Repasaba mentalmente las jugadas del partido y las reacciones que generaban en mí y en la gente que vio el partido conmigo. Me alegré y me angustié", recuerda. Al levantarse, escuchó por la radio a un hombre que con 64 años no podía soportar la idea de que, como mucho, podían quedarle tres mundiales por vivir. "Entonces a mí, que no soy optimista, me quedarían cinco. Sólo cinco", se dijo Adrián, y calculó los días que faltan para que empiece el próximo. "Resulta insoportable. No se trata de relacionarlo con cuánto me queda de vida, sino todo lo contrario, ya que lo insoportable es que falta demasiado tiempo para tan poco disfrute", sintetiza.
Ricardo A. Rubinstein, psicoanalista de APA/IPA, especializado en deportes y equipos de competencia, refuerza el análisis que hace Adrián: "El mes del Mundial representa una experiencia festiva y un enorme recreo, compartida prolongadamente con un montón de gente. Es quedar suspendidos de lo cotidiano en función de este fenómeno donde se habla, se juega, se festeja. Esto es lo que tiene que especial la mundialitis, como un virus de propagación masiva, que cada vez tiene más intensidad. Es una gran fiesta que dura un mes."
Para Grassano, "el tema es la pasión, juegue Messi o quien sea". Y Rubinstein está de acuerdo: "No es sólo la ilusión de ver si mi equipo sale campeón del mundo, sino todo lo que lo rodea. Salir campeón sería, en todo caso, la coronación, pero lo que a la gente le gusta es todo ese clima. En la medida en que el equipo avanza, la fiesta se prolonga más días."
Juan Majul tiene 21 años. River Plate es lo más importante en su vida, ocupa sus fines de semana, su tiempo libre, e incluso los momentos en que aparenta estar atendiendo otros asuntos. No tiene recuerdos de haberse apasionado así con el seleccionado nacional, aunque reconoce que haberse ido en cuartos de final en los últimos mundiales le provocó malestar. "Pero nunca creí que podía importarme tanto la Selección hasta que llegó a la final", sostiene, y su familia cuenta que el joven lloró desconsolado cuando la Argentina le ganó a Holanda tras los penales y sacó su pase al partido más importante del fútbol mundial. "Abracé a mis amigos, a mi papá, a todos. Estaba muy emocionado", repasa, recuperándose del silencio en el que quedó después del partido con Alemania.
Es que por juventud y por acumulación de frustraciones, la generación de Juan no había empezado a preguntarse cuántos mundiales más tendrá la posibilidad de ver, pero a partir de Brasil 2014 él y sus amigos se sumaron a esa camada. El psicoanalista Rubinstein dice: "Pensar eso es una especie de medidor del tiempo vital. Los más adultos se lo plantean con mayor frecuencia porque son los que están más preocupados por el paso del tiempo: cuánto me queda de vida y cuándo voy a volver a ver a la Argentina jugar una final o salir campeón."
"Sí, pienso mi vida en mundiales. Le agradezco a mi padre que me haya hecho futbolero. Es algo que te queda. Voy a tener 85 años y me seguiré sentando a verlo", Santiago "Tano" Pasman. Que Santiago "el Tano" Pasman se pone nervioso al ver los partidos de fútbol ya no es noticia. Este fanático de River de 55 años se hizo conocido hace tres, cuando sus hijos publicaron en las redes un video donde el hombre insultaba a todos los jugadores mientras su equipo descendía a la B. Lo que no se sabía, y que ni él imaginaba, era que iba a tener que consolar a Justo, su nieto de 11 años, cuando Argentina perdiera la final del Mundial, y que le iba a tocar decirle cosas que a él nunca lo hubieran tranquilizado: "Primero le dije que no se amargue y terminé diciéndole que no tuviera vergüenza de llorar, y que yo lo había hecho muchas veces por el fútbol", cuenta ante este diario.
El Tano se acuerda de todos los mundiales que le tocó vivir: dónde los vio, con quiénes y cómo disfrutaba de cada gol argentino. "Sí, pienso mi vida en mundiales", dice, abonando la teoría de la revista española, y agrega: "Le agradezco a mi padre que me haya hecho futbolero. Es algo que te queda. Voy a tener 85 años y me seguiré sentando a ver fútbol y yendo a la cancha. Son cosas que no hay edad para disfrutar. Me bajonea que haya terminado este Mundial, pero me entusiasma que se vengan otros."
Jueves, 17 de julio de 2014
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