El Impenetrable Un hombre y su sobrino recibieron la descarga de un rayo y sobrevivieron El fenómeno ocurrió cerca de las 15 del sábado 18, en Los Rosales, una comunidad rural distante a unos 30 kilómetros de Las Hacheras.
Víctor Campos, de 62 años, es oriundo de Trelew y acudió al Chaco a visitar a uno de sus 11 hermanos. Mientras conversaba en una ronda compuesta por varias personas sentadas a la sombra de un joven árbol, él y su sobrino Carlos Rafael Campos, de 20, terminaron electrocutados.
“Vimos cómo se acercaba una tormenta en el horizonte, muy lejos, y una de las mujeres dijo que era mejor irnos, en eso estábamos cuando sentí que algo me golpeó de atrás, como si me atropellara un camión”, narró el hombre a NORTE. Para Víctor la colisión duró una fracción de segundo. En el relato solo recuerda haber abierto los ojos y descubrirse boca abajo contra la tierra, semiparalizado y sin habla. Su hermano se acercó para ver si estaba bien, mientras un fuerte zumbido en los oídos apenas lo dejaba escuchar los gritos de una mujer que decía sentir que se quemaba. “Estaba abrazada a un árbol y se quejaba pero no estaba lastimada, a mi sobrino y a mí nos llevaron de urgencia a un puesto sanitario”, continuó. Carlos estaba inconsciente y parecía que no respiraba, lo que generó la desesperación de la familia. Eran las 15 cuando se produjo el fenómeno y media hora después llegaban a puesto sanitario de Las Hacheras. Allí Víctor relata que recibieron los primeros auxilios y que él comenzó a recuperar el habla, aunque seguía con la movilidad reducida de un brazo y una pierna. De las sensaciones en los primeros minutos rescata no haber perdido la conciencia y los profundos dolores abdominales y musculares en general. A las 19 arribaron a Juan José Castelli. Allí los ingresaron al servicio e terapia intensiva y además de darles hidratación y asistencia, los sometieron a numerosos análisis y controles de rutina. Al día siguiente, luego de constatarse que ambos estaban en condiciones clínicas de volver a sus tareas, les dieron el alta. “Podíamos beber, comer y movernos con normalidad, casi igual que antes”, sigue el relato de una de las víctimas.
Sábado, 25 de enero de 2014
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