Sociedad Intentan romper la barrera del sonido con un peligroso salto El austríaco Felix Baumgarten ya se tiró desde la estratósfera en el estado norteamericano de Nuevo México. Seguí en vivo esta histórica proeza.
El austríaco Felix Baumgartner ya se encuentra en la cápsula que lo llevará a la estratósfera para su salto, comenzando así el ascenso después de varias horas de retraso debido al excesivo viento. Las cuestiones climáticas también habían llevado a postergar el lanzamiento el martes pasado. Finalmente la organización decidió que se hiciera este sábado. El equipo técnico de Baumgartner informó de que la misión sigue adelante después de que los fuertes vientos en Roswell (Estados Unidos), el lugar donde tiene lugar este experimento, hubieran retrasado la misión durante varias horas.
El globo que arrastra la cápsula presurizada ascenderá hasta la estratosfera, a una altura de 36.576 metros, desde donde se lanzará al vacío Baumgartner una vez que se haya llenado el globo de helio. La ascensión está calculada en unas dos horas y media si no hay problemas adicionales. El globo de helio que subirá la nave de Baumgartner a la estratosfera tiene una altura de 180 metros y su tejido plástico, desplegado, cubriría 16 hectáreas, según los datos de la misión. Para que el lanzamiento se produzca en condiciones óptimas el viento debería de soplar a menos de tres kilómetros por hora en los primeros 244 metros de altura. Con este experimento, que será transmitido por unas 150 televisiones en directo, Baumgartner espera batir cuatro récords: ser el primero en superar la velocidad del sonido sin ayuda mecánica, en realizar el salto con paracaídas desde más altura, protagonizar la caída libre más larga y subir en globo al punto más alejado de la tierra. ¿Cuáles son los riesgos? Un salto al vacío de 15 minutos, cinco de ellos en caída libre, con velocidades de más de 1.100 kilómetros por hora y temperaturas de 68 grados bajo cero, como la que planea el austríaco Felix Baumgartner, supone someter al organismo a unas condiciones extremas que pueden ser fatales. Los riesgos empiezan ya con el ascenso en globo hasta la cota prevista de 36.576 metros. A los 19 kilómetros se cruza la llamada línea de Armstrong, a partir de la que la presión atmosférica es tan baja que el agua se evapora. Jonathan Clark, jefe médico de la "misión estratos", compara lo que ocurriría con la sangre y los tejidos de Baumgartner con la explosión de burbujas que se produce al abrir una botella de gaseosa. "Eso puede causar la muerte muy rápidamente", advierte el experto, en declaraciones que recoge la radiotelevisión pública austríaca ORF. La baja presión implica otros riesgos, como que los gases acumulados en el cuerpo se expandan (por eso el saltador evitará los alimentos con fibra antes de la misión) o se produzca una embolia por la formación de burbujas en el riego sanguíneo.
Para evitar problemas, Baumgartner cuenta con un traje presurizado que, aparte de proteger de las bajas temperaturas, mantendrá estable la presión alrededor del cuerpo del austríaco. El traje, sin embargo, difiere de los usados por los pilotos de avión, ya que debe dejar al austríaco suficiente movilidad y visibilidad para poder moverse y "bucear" en el aire durante su caída. Tras saltar al vacío, el cuerpo de Baumgartner tardará unos 30 segundos en alcanzar 1.110 kilómetros por hora, lo que a esa altura le permitirá, previsiblemente, romper la barrera del sonido. Esa enorme aceleración es uno de las mayores preocupaciones del equipo de la misión, ya que se sabe que la colisión de ondas de choque puede alterar o incluso romper objetos. Pero durante un descenso de 15 minutos de duración total pueden pasar más cosas, como que Baumgartner pierda el control y la caída libre degenere en una caída en barrena o en espiral. En este caso, si el eje de rotación se fija en los pies, la acumulación de sangre puede provocar que el austríaco pierda el sentido. Si la sangre se desplaza a la cabeza, el peligro es mayor, con posibles hemorragias cerebrales y en los ojos. Si se da esa situación, Baumgartner cuenta con un paracaídas que se abriría automáticamente para estabilizar la caída si la barrena dura demasiado tiempo o es demasiado intensa. La galería de posibles horrores es aún más larga. Un aterrizaje descontrolado o demasiado violento; la intensidad de la radiación ultravioleta o incluso que una apertura prematura del paracaídas ralentice el descenso hasta el punto de que al saltador se le acabe el oxígeno.
Fuente: Minuto Uno
Domingo, 14 de octubre de 2012
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