Cumbre secreta Por el “riesgo Macri”, Cristina Kirchner se reconcilió con los jefes del Movimiento Evita Se reunieron el miércoles pasado. No se hablaban desde mayo de 2016 y compitieron en 2017. Macri, el celestino involuntario.
Ella habló de las PASO como formato electoral pero nada dijo de su candidatura. Ellos no mencionaron las primarias que alguna vez le reclamaron a gritos y dijeron que esponsorean a Felipe Solá para 2019.
Tras más de dos años de furia y enojos, Cristina Kirchner y los jefes del Movimiento Evita, Emilio Pérsico y Fernando "Chino" Navarro, volvieron a verse cara a cara. Ocurrió el miércoles pasado en las oficinas del Instituto Patria
El gestor de esa reconciliación interperonista fue, sin enterarse, Mauricio Macri, algo así como un celestino involuntario. "Es más importante ganarle a Macri que las diferencia que podemos tener" dijeron, con libreto calcado, en el entorno K y en el Evita.
Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete K que recuperó el rol de operador todoterreno de otros tiempos, arbitró en la charla de "reencuentro". El diputado evitista Leo Grosso fue el quinto pasajero.
"Una charla larga, respetuosa y afectuosa" dijo a Clarín uno de los participantes. No hubo, completaron otras fuentes, chispazos ni reproches aunque luego de la ruptura de 2016, la tirria fue cruenta.
No hay que rastrear mucho para encontrar las vainas de ese tiroteo: en los medios y las redes quedaron registradas acusaciones públicas de traición, pactos y maldiciones.
Una metralla habitual de la militancia K fue por la relación que el Evita, junto a otras organizaciones, tejió con Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social de Macri.
Como una amnistía mutua, Cristina y el doble comando del Evita, decidieron de facto dejar atrás aquel tiempo y esas batallas. "Las peleas con la gente más cercana, con la que compartimos tanto, suelen ser las peores", le dice a Clarín un dirigente como explicación retroactiva.
Como parte de un ritual, días antes del encuentro con la ex presidente, Navarro, Pérsico y Grosso se vieron con Máximo Kirchner. Además hubo gestos de los evitistas: "Cristina no robó", dijo Pérsico en septiembre.
"La obligación es ganarle a Macri porque si logra la reelección se va a venir un ajuste salvaje", repiten en el Evita y en el Patria y, en ese proceso, se entregan a la retórica de la autocrítica y la lectura sobre las peleas del pasado.
En el Evita, admiten que cometieron algunos errores y entienden que por la cercanía, su búsqueda de autonomía en 2016 pudo ser entendido como una provocación o desafío por parte de Cristina.
Después vino la batalla electoral del 2017 cuando el Evita apostó a Florencio Randazzo y, en el sprint del cierre de listas, hubo una gestión: Cristina quiso fusionar listas y le ofreció a su ex ministro encabezar la boleta de diputados, y Randazzo pidió competir una primaria.
Ahora, la ex presidente se muestra proclive a una PASO. Ante sus visitantes del Evita expresó "una de amplitud de convocar a todos". En paralelo, Pérsico y Navarro mantienen teléfono abierto con otros dirigentes del PJ, muchos de los cuáles no hablan con Cristina.
Hablan con Sergio Massa, con el tucumano Juan Manzur y tienen nexos con el espacio de Juan Manuel Urtubey. Un ejemplo: en unos días, participarán en Córdoba de una actividad organizada por la diputada Alejandra Viggo, esposa del gobernador Juan Schiaretti, para hablar a la "unidad peronista".
El Evita juega, y así lo escuchó Cristina, abiertamente con Felipe Solá, cuya candidatura presidencial saldrán a respaldar pública y oficialmente con un acto antes de fin de año.
El apoyo a Solá aporta sutilezas. "A Felipe le tiraron la cabeza por la cabeza y se hizo cargo dignamente" dicen en defensa del ex gobernador de quien destacan otro rasgo: "En todos lados reconocen que es un dirigente honesto".
De ese modo, el espacio que comandan Pérsico y Navarro revalidan su autonomía: la idea de dejar de lado las riñas recientes para confirmar "un frente patriótico" que derrote a Macri en las elecciones del 2019.
A Cristina le piden que se deje interpelar y que esté abierta a ideas nuevas: "Tenemos que mejor que lo que fuimos cuando fuimos gobierno".
"Hay que armar un gran frente que exceda al peronismo, que sume a fuerzas que fueron históricamente aliadas y no aliadas del PJ. si querés ganar y sobre todo si queremos gobernar", señalan mientras realizan un diagnóstico durísimo: "Se viene una crisis tan o más grave que la del 2001" dicen en el Evita y advierten que es el peor momento social desde 1983, y que irá empeorando.
Fuente: Clarín
Martes, 6 de noviembre de 2018
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