Judiciales La "onda expansiva" de los arrepentidos generó una nueva oleada de detenciones Las declaraciones de Carlos Wagner y Aldo Roggio desencadenaron los arrestos de los empresarios Juan Carlos Lascurain y Raúl Vertúa. Buscan a los exfuncionarios Claudio Uberti y José María Olazagasti.
El uso de la ley del arrepentido en causas que involucran al poder político parecía, hasta el momento, una excepción. Pero en el expediente abierto por los cuadernos de la corrupción K se invirtió la regla: en una semana y media ya hay más arrepentidos, que permiten agrandar cada vez más la red de investigación, con más operativos y detenidos.
El viernes se activó un verdadero desfile de arrepentidos en Comodoro Py, con la presencia de empresarios como Aldo Roggio y Carlos Wagner, que admitieron el pago de sobornos y apuntaron a Julio De Vido.
Esto desencadenó una nueva oleada de detenciones de exfuncionarios y ejecutivos mencionados en las anotaciones de Oscar Centeno.
Como el Lava Jato en Brasil, generó una onda expansiva con esquirlas que tocan lo más alto del poder político de los últimos 15 años.
El juez federal Claudio Bonadio inició una segunda ola de órdenes de arresto. Los que cayeron fueron el extitular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan Carlos Lascurain, y el dueño de Servicios Vertúa, Raúl Vertúa. A quienes todavía buscan son al exdirector ejecutivo del Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi), Claudio Uberti, y el exsecretario privado de De Vido, José María Olazagasti.
La ramificación del caso se aceleró tras las declaraciones clave de dos hombres relevantes en el mundo de los negocios en la era kirchnerista.
Uno fue Aldo Roggio, que pactó con el fiscal Carlos Stornelli figurar como "imputado colaborador", lo que deberá homologar Bonadio el próximo lunes.
Otro fue Carlos Wagner, expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) durante buena parte del gobierno de los Kirchner, que apuntó a De Vido como uno de los organizadores de la asociación ilícita que aceptó coimas de compañías contratistas del Estado.
Confesó que los empresarios aceptaron el plan de Néstor y Cristina Kirchner para cartelizar la obra pública entre 2003 y 2015 a cambio de entregar retornos a Roberto Baratta y José López para que el kirchnerismo pudiera financiar sus campañas.
Otros empresarios también fueron importantes en empezar a desmadejar el ovillo del mecanismo del pago de la coima. Luis Betnaza, director institucional del Grupo Techint de Paolo Rocca, aseguró que le pagó un millón de dólares a exfuncionarios de Cristina para que intercediera ante el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por la expropiación de Sidor.
¿Quién es Raúl Vertúa, uno de los detenidos?
El empresario ganó la licitación para construir el gasoducto del Noreste, la obra pública más grande del país, que uniría con 1.500 kilómetros de caños el conducto entre Bolivia y Santa Fe. Servicios Vertúa obtuvo el primer tramo en Salta, cobró $ 733 millones, pero abandonó la obra.
El show de arrepentidos
Uno de los ejecutivos más importantes de Electroingeniería terminó como "arrepentido". Se trata de Jorge Guillermo Neira, gerente de esa empresa, una de las más cercanas al poder kirchnerista y relacionada con De Vido. El empresario llegó a un acuerdo con el fiscal Stornelli y con el juez Bonadio y fue liberado.
También se presentó en forma espontánea Hugo Eurnekian, sobrino de Eduardo Eurnekian. Lo hizo para confesar que Corporación América hizo pagos a Baratta durante el kirchnerismo.
Aseguró que fue en 2013 para financiar parte de la campaña legislativa, según publicó La Nación, en la que Martín Insaurralde perdió con Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires. No será "arrepentido" e irá a indagatoria.
Fuente. TN.com.ar
Sábado, 11 de agosto de 2018
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