Economía Gobierno autoimpone meta de menos del 30% para este año A un mes de firmado el pacto con el Fondo, el alza del IPC del 29,5% hizo incumplir el acuerdo. El viernes negocian con Lagarde. El Gobierno hizo ayer una arenga interna luego de conocerse el dato de la inflación del 3,7% de junio y hubo un juramento para, al menor probar conseguir los únicos dos objetivos que quedan para el último semestre del año: que el dato final del IPC no supere el 30% y que el último trimestre del 2018 sea de crecimiento y el dato final arroje un resultado positivo. Mientras tanto, y con los datos de ayer del INDEC sobre la mesa, Mauricio Macri y Nicolás Dujovne esperan ahora lo inevitable: tener que aceptar abrir la negociación con el FMI sobre las metas monetarias.
En la Casa de Gobierno se descartaba la pulverización oficial para junio de la meta de 15% que en algún momento (no hace tanto) el Ejecutivo pregonaba como la inflación que se acumularía en todo 2018. No sorprendió tampoco que en los primeros seis meses el nivel llegue al 16%, muy por encima del 11,8% que se había registrado en el mismo período de 2017. También se asimilaba el 29,5% acumulado en los últimos 12 meses, lo que representa el primer fracaso propio ante las promesas que se le hicieron el FMI en las negociaciones por el acuerdo stand by por u$s50.000 millones. Ahora, en las próximas horas, cuando el Presidente y el ministro de Hacienda se encuentren en el país con la directora gerente del organismo, Christine Lagarde (sería el próximo viernes) se deberá aceptar discutir sobre la política monetaria y cambiaria del Banco Central. Ante el Fondo el compromiso había sido que la suba de precios interanual no debería superar el 29% en el acumulado de los últimos 12 meses durante toda la vigencia del crédito. Teniendo en cuenta que el acuerdo comenzó a regir en junio, la Argentina tardó solo un mes en incumplirlo. No se sabe qué tiene en mente el staff que analiza el caso argentino y que comanda el italiano Ricardo Caldarelli, pero lo cierto es que estos podrán ahora imponer medidas concretas, tanto financieras (suba de tasas de interés) como fiscales (retenciones al agro, suspensiones de la aplicación de reforma impositiva, obra pública). Sólo una nueva intervención política directa del Presidente ante Lagarde podrá suspender la exigencia firmada ante el FMI, al menos por un mes. Para esto el Gobierno debería comprometerse ante el organismo que junio será el último mes con inflación superior al 29% y que, hacia adelante, el IPC comenzará a bajar.
Será difícil. Según analiza la consultora Ecolatina en su último informe, para julio "estimamos que el traslado a precios de la devaluación continuará, máxime considerando los ajustes ya realizados en combustibles". Afirma Ecolatina que "la inflación también estará motorizada por factores estacionales (vacaciones de invierno en julio). Por ende, según nuestras proyecciones, la suba de precios rondaría el 2,5%-3% en el séptimo mes del año (si no se registran nuevos saltos cambiarios). De este modo, alcanzaremos seis meses consecutivos (febrero-julio) con una inflación mensual superior al 2%, algo que no sucedía desde la primera mitad de 2016".
Si se cumpliera este pronóstico, y la inflación trepara en julio un 2,5%, para lo que resta de 2018 la evolución del IPC debería promediar un 2,1%, para que el FMI no abra la Junta Ejecutiva de revisión del stand by, por haber violado el compromiso de una inflación acumulada para 2019 que no supere el 32%. El Gobierno toma ahora nota y redobla la apuesta. Dentro del ministerio de Nicolás Dujovne se apuesta a que hasta fin de año el promedio de alza del IPC no debería superar el 2%. La vara está alta y dependerá de cómo evolucione hasta fin de año el tipo de cambio (cualquier alza abrupta hará que la meta se rompa), la manera en que se apliquen los próximos ajustes tarifarios y la presión de las petroleras por nuevas alzas en los combustibles. Para enero quedará la próxima misión: que la inflación de 2019 no supere el 21%. O, dicho de otro modo, que baje 10 puntos porcentuales, algo difícil de lograr en un año electoral.
De reojo se mira la otra meta importante que tiene Macri: que este año haya un crecimiento en la economía y que este se ubique lo más cerca posible del 1%. Para esto, y descartando que entre el segundo y el tercer trimestre del año la economía caerá en recesión, el Gobierno deberá apostar a que entre octubre y diciembre haya una reacción positiva que compense las pérdidas del período abril- septiembre. Parte del Gabinete económico es optimista en este capítulo. Muchos sostienen que el alza del PBI puede ubicarse este año cerca del 1%, curiosamente, por las potencialidades que pueden aportar algunos sectores beneficiados por la devaluación de más del 50%. Si finalmente el último trimestre no es tan complicado Macri podrá mostrar dos años seguidos de crecimiento de la economía, lo que Argentina no logra desde 2011 y que el Gobierno actual estaba seguro de poder conseguir.
Fuente: Ámbito
Miércoles, 18 de julio de 2018
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