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Política Macri negocia tregua con gobernadores PJ tras veto y acuerdo FMI Crisis de confianza con Schiaretti. Hermético encuentro en la Rosada y reclamos cruzados. Mandatarios peronistas exploran acuerdos 2019. El peor escenario para Cambiemos: silencio de Cristina y sacudón económico. Juan Schiaretti viajó ayer a Buenos Aires. Sin colaboradores ni funcionarios provinciales, el gobernador de Córdoba fue convocado a solas a la Casa Rosada por Mauricio Macri. Al término de la audiencia, que contó también con la presencia de Rogelio Frigerio, reinó el hermetismo. Ni el mandatario ni el Gobierno nacional efectuaron un balance del encuentro. La relación Macri-Schiaretti, de índole personal más allá de la política, se resquebrajó a partir del doble juego del cordobés, y de la liga de gobernadores "dialoguistas" a la hora de votar la ley del massismo y el kirchnerismo para poner freno a las tarifas.
Sólo el salteño Juan Manuel Urtubey mantuvo el compromiso público con la Casa Rosada y logró que Rodolfo Urtubey, su hermano, se desmarcara del bloque justicialista de Miguel Ángel Pichetto a la hora de convertir en ley en el Senado la iniciativa que habían impulsado Cristina de Kirchner y Sergio Massa desde Diputados. Alejandra Vigo, esposa de Schiaretti, votó a favor del proyecto antitarifas, una acción que descolocó a Macri y fisuró el lazo de confianza con el cordobés. A su vez, Schiaretti todavía no digiere el fastidio que le provocó que los intendentes cordobeses de Cambiemos hayan acudido a la Justicia para reclamar más fondos coparticipables al Gobierno provincial.
El cordobés se retiró del encuentro sin hacer declaraciones. No hubo apoyo explícito ni implícito al acuerdo con el FMI. La agenda semanal de Schiaretti no se agota con el llamado de Macri. Hoy recibirá a Alberto Rodríguez Saá, el más belicoso de los mandatarios PJ y repentino aliado por necesidad de Cristina de Kirchner de cara a las elecciones 2019. Las placas tectónicas del peronismo comenzaron a moverse más allá del tablero de control del oficialismo. Mañana, también en Córdoba, Schiaretti se reunirá con el entrerriano Gustavo Bordet para hacer el traspaso de la presidencia pro témpore de la Región Centro. Allí estará también el socialista Miguel Lifschitz, otro opositor explícito a Cambiemos quien comenzó a tantear un acuerdo transversal con Urtubey con el objetivo puesto en las presidenciales del próximo año. Ese armado incluiría, por colectora, a radicales disidentes como Ricardo Alfonsín y al GEN de Margarita Stolbizer.
El diagnóstico de la tormenta política que atraviesa el Gobierno nacional arroja coordenadas alarmantes. La ausencia táctica de Cristina de Kirchner, sumada al sacudón económico -corrida cambiaria, desborde de metas de inflación y fin del techo a paritarias- dibuja el escenario más preocupante para la Casa Rosada en el tablero de ensayos para evitar un eventual balotaje. El Presidente comprendió la importancia de una cohabitación pacífica y negociada con el peronismo de cara a las batallas legislativas que se aproximan, como la aprobación del Presupuesto 2019 con la cláusula de endeudamiento ante el Fondo Monetario Internacional. Por eso salió en persona a recomponer el vínculo con los gobernadores. La semana pasada ya habían sido convocados a Casa Rosada el tucumano Juan Manzur, el sanjuanino Sergio Uñac, el chaqueño Domingo Peppo, el rionegrino Alberto Weretilneck y la santacruceña Alicia Kirchner.
Ayer, además de la bilateral Macri-Schiaretti, también pasaron por el despacho de Frigerio los gobernadores Gildo Insfrán (Formosa), Rosana Bertone (Tierra del Fuego) y Omar Gutiérrez (Neuquén). El recorte del transferencias para obra pública, que podría alcanzar unos 100 mil millones de pesos de acuerdo con el compromiso asumido ante el FMI, genera intranquilidad en los mandatarios. Las obras en ejecución no corren peligro. El Ministerio del Interior ratificó que la responsabilidad de reducir el déficit fiscal es de Nación. Sin embargo, las provincias deberán hacer su propio sacrificio. La semana pasada, Uñac dejó trascender el primer indicio. Le ofreció a Frigerio la posibilidad, en caso de ser necesario, de aportar fondos provinciales para no afectar la obra pública. Los mandatarios también juegan sus reelecciones y necesitan un pacto de gobernabilidad de doble vía. En ese esquema entra un acuerdo de no agresión que implicaría bajar candidato de Cambiemos para allanarles el camino a un nuevo mandato a los gobernadores peronistas.
Fuente: Ámbito
Martes, 12 de junio de 2018
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