Policiales Delivery narco y muerte, detrás de una banda de camioneros Robaban precursores químicos de los embarques que llevaban para traficarlos. Por la mala manipulación, el líder falleció de cáncer y otros dos están enfermos.
Para hacer un kilo de clorhidrato de cocaína se necesitan dos kilos y medio de pasta base. Y para hacer dos kilos y medio de pasta base hacen falta unos 400 kilos de hojas de coca. Que una simple planta se convierta en una de las mercaderías más rentables de la tierra depende, en gran parte, de los químicos que usan para cocinar las materias primas. Aunque no tengan tanta prensa, sin los precursores químicos nada sería posible para los narcos.
Esto lo saben los especialistas, los traficantes y también quienes comercian con productos tan comunes (pero esenciales para el narco) como la acetona, el alcohol o la soda cáustica. Esto también lo sabía, y muy bien, un grupo de choferes de camiones que, de acuerdo a una investigación de Gendarmería y el juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena, había montado un sistema para robar parte de la carga que llevaban legalmente para comercializarla en el mercado negro, Bolivia incluida.
La causa tiene hoy 11 imputados (5 de ellos son choferes salteños) y está en la etapa de definiciones luego de que el 10 de abril pasado la Unidad de Investigaciones de Procedimientos Judiciales Buenos Aires, de Gendarmería, realizara 19 allanamientos en provincia de Buenos Aires, Salta, San Luis y Córdoba. En todos estos lugares los choferes tenían compradores para los químicos que ellos lograban sacar (robar) de los camiones cisterna que manejaban.
Pero algunas cosas no salieron bien. No sólo cayó la banda sino que, además, uno de sus líderes, el que le había enseñado el oficio a todo el resto, murió de cáncer y otros dos están gravemente enfermos. Sus males, según los investigadores, sobrevinieron por la manipulación constante e irregular de los precursores químicos peligrosos que vendían en el mercado negro.
"Si un camión llevaba 20 litros de acetona, ellos sacaban mil y los vendían a una red de compradores distribuidos por todo el país y también en Bolivia, donde todo cotiza más, y en dólares", explicó a Clarín una fuente del caso.
Un solo ejemplo da la pauta de lo redituable del negocio: el mismo litro de acetona que en el mercado legal en Argentina se vende a 300 pesos, se cotiza en Bolivia para cocinar cocaína en unos 1000 dólares. "Y con 50 litros se cocinan 30 o 40 kilos de pasta base. Una fortuna", completó la fuente.
En sí, el método de robo hormiga de los choferes no era sofisticado. Los camioneros involucrados trabajaban para una empresa inscripta legalmente pero una vez que partían de recorrido lograban vulnerar los precintos calentándolos para dilatarlos y robaban parte de la carga. Si la falta era detectada al ser pesada, la carga se atribuía a la evaporación o algún pretexto semejante.
El expediente a cargo de Villena fue de menor a mayor. Comenzó la tardecita del 1° de marzo de 2016 en un control vehicular de rutina de Gendarmería sobre la ruta 3, a la altura del kilómetro 76, en Cañuelas. Pronto se descubrió que tres barriles de 200 litros de acetato de etilo no estaban en regla: su destino oficial era Hurlingham, pero el real era Rosario. A partir de esa irregularidad se ordenaron los primeros allanamientos.
"Fue entonces que debajo de la cama de uno de los primeros imputados se encontró una libreta llena de teléfonos. Se intervinieron 20 y luego se siguió con el análisis de la mitad", confiaron a Clarín fuentes del caso.
"Del análisis de las lineas telefónicas se pudo determinar que los mismos poseen vínculos o compradores en el Estado Plurinacional de Bolivia, haciendo mención en varias oportunidades de la diferencia de precio en que pueden comercializar sustancias químicas en dicho país, ya que para ellos resultaría mejor ganancia venderlas en el país vecino", explicó el juez Villena al ordenar los allanamientos del pasado 10 de abril.
Se sabe, en el negocio de la cocaína todo es un tema de geolocalización. El mismo kilo de cocaína que en Bolivia cuesta 2000 dólares, vale 4000 apenas cruza la frontera argentina. Y de ahí no para: 10.000 en Buenos Aires, 36.000 en Estados Unidos y casi 200 mil en destinos más remotos y atípicos como Australia. La lógica de los precursores es similar. Y en este negocio la Argentina es líder.
Fuente: Clarín
Jueves, 17 de mayo de 2018
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