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Deportes Boca depende de Boca y de su capacidad para salir a flote
Cuando parecía que asegurado un final de la Superliga teñido de azul y oro, el equipo de Guillermo Barros Schelotto empezó a perder terreno y permitió que se le acercaran Godoy Cruz, Independiente, San Lorenzo y Talleres.
El suspenso surgió por exclusiva responsabilidad de un líder que en los últimos partidos viene mostrando su peor cara.
Cuando no hace mucho parecía que Boca desfilaba sin oposición hacia la consagración en la Superliga, hoy esa idea está en discusión. Y por exclusiva responsabilidad de Boca. El equipo de Guillermo Barros Schelotto se fue deshilachando tanto que puso en riesgo un título que lo esperaba con los brazos abiertos. Cuando faltan apenas cuatro fechas para el final del torneo, le lleva cuatro unidades a Godoy Cruz -su sorpresivo e inmediato perseguidor-, ocho a Independiente y San Lorenzo (pueden ser cinco si esta noche vence a Vélez) y nueve a Talleres (se reducirían a seis si los cordobeses le ganan a Newell´s). Un cierre abierto, inesperadamente abierto por culpa de los xeneizes.
La derrota del domingo a manos de Independiente y el traspié de la semana anterior contra Defensa y Justicia fueron los llamados de atención más recientes que recibió un equipo que prácticamente en todo el certamen no rindió de acuerdo con el potencial de un plantel que causa envidia en el resto de los participantes de la Superliga. Claro, las bajas actuaciones se veían compensadas por una abundante cosecha de puntos que disimulaba las marchas y contramarchas en el juego de un Boca que jamás convención con sus desempeños.
Ya no queda ni el recuerdo del equipo que comenzó a transitar el campeonato con ocho victorias consecutivas. Poco importa si esos triunfos se dieron como consecuencia de rendimientos satisfactorios, de errores arbitrales, del simple peso específico de sus jugadores o de la mera casualidad. Aquel Boca no es este Boca.
Como atenuante podrá argumentarse que varias de las principales piezas clave del líder sufrieron lesiones que pusieron en jaque a la formación que el Mellizo consideraba ideal. También seria preciso acotar que durante la mitad del campeonato los xeneizes afrontaron sólo el frente interno, mientras muchos de sus rivales disputaban, además del certamen local, las competiciones internacionales. Es decir: apenas se vio exigido más de la cuenta, Boca comenzó a padecer los estragos de un trajín que sólo se extendió un par de meses.
Tal vez el gran interrogante que podría plantearse a esta altura de la temporada es si el conjunto de la Ribera tiene el gran equipo que se suponía. Nombres le sobran, porque nadie en este fútbol argentino empobrecido que se esconde detrás del pomposo nombre de Superliga para dar una sensación de bienestar y progreso inexistentes, nadie tiene tanto como Boca. Se lesionó el goleador Darío Benedetto -sin dudas el jugador que más se extraña- y para reemplazarlo están Carlos Tevez (ahora también herido), Walter Bou y Ramón Wanchope Abila (llegó a comienzos de 2018). Intentar dar con tantas variantes de tamaño nivel en otro aspirante al título se antoja imposible.
Desde hace rato también falta Fernando Gago, pero en el medio están Pablo Pérez, Wilmar Barrios (se lesionó en la caída con Independiente) y Nahitan Nández, más Sebastián Pérez que se recuperó de una larga convalecencia, pero que pasó a segundo plano por razones tan curiosas como su dieta vegana luego de haber sido señalado en algún momento como una presencia promisoria en la mitad de la cancha. Cayó tan en desgracia el colombiano que Barros Schelotto recurrió al pibe Agustín Almendra, de 18 años.
La baja de Edwin Cardona -más valorado por un ya lejano gol de tiro libre a River en la 8ª fecha que por contribuciones que vayan más allá de algún que otro pase de calidad- puede disimularse con la presencia de Emanuel Bebelo Reynoso, la joyita de Talleres que desde hace unos meses se mudó a La Boca. Fútbol no debería faltarle, pero le falta. Tevez, que podría aportarlo, para el DT debe actuar como centro delantero, un puesto en el que no consigue sacar diferencias porque ya no está para el cuerpo a cuerpo con los defensores. El técnico tiene casi desterrado a Gonzalo Maroni, un juvenil que promete, pero el dan una pista muy corta para demostrar si está en condiciones de levantar vuelo y ser el conductor que su equipo necesita.
Hasta Agustín Rossi entró en discusión. A Boca lo atacan poco y nada, pero como el arquero no salva partidos, también generó cuestionamientos. El colmo del absurdo es que empezó a circular el rumor de que los dirigentes pretenden contratar en el próximo semestre al veterano Gianluigi Buffon, un fenómeno que está al borde del retiro.
Once los 16 goles que recibió el líder de la Superliga llegaron desde la reanudación del torneo, a fines de enero. Es decir que en los 12 primeros partidos su valla había caído tan sólo cinco veces y en los 11 siguiente sufrió a razón de uno tanto por cotejo. La defensa no otorga seguridad y el arquero no irrumpe como la ùltima muralla de contenciòn cuando todo parece perdido. Esa fragilidad está quedando expuesta en el pasaje más inoportuno del certamen.
En la recta final, Boca debe vérselas con Newell´s en La Bombonera, Gimnasia en La Plata, Unión también en la Ribera y Huracán en Parque de los Patricios. Depende de sí mismo más allá de lo que hagan Godoy Cruz, San Lorenzo, Independiente y Talleres. Está obligado a demostrar si está en condiciones de recuperar el terreno perdido o si esa caída que tuvo como máxima expresión la derrota en la final de la Supercopa a manos de River es irreversible.
Fuente: La Prensa
Lunes, 16 de abril de 2018
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