Política Los vínculos del camarista Jorge Ballestero con el grupo de Cristóbal López Una directora de Oil vive con el "socio" del hermano de Ballestero. Habitan un departamento propiedad de Cristina Kirchner en Puerto Madero.
El mismo día en que la Sala 1 de la Cámara Federal entró en autos de que la prisión preventiva ordenada en primera instancia de Cristóbal López y Fabián De Sousa había sido apelada, un juez de ese tribunal de alzada que debía decidir sobre la suerte de los empresarios K se fue de viaje. Solo. Es Jorge Ballestero.
Eran horas cruciales para la causa que investiga cómo y con qué auxilios estos dos reos, líderes del holding Indalo, retuvieron 17 mil millones de pesos de tributos cobrados a los clientes de las estaciones de servicio de la petrolera Oil, del grupo Indalo. Nunca transfirieron a la AFIP el dinero que habían cobrado en su nombre y que con los intereses, que siguen corriendo, llegó a ese monto.
El 8 de enero, la fecha en cuestión, el juez Ballestero, según pudo reconstruir Clarín sobre la base de fuentes que conocen cómo y cuando se movió el camarista, se subió en Buenos Aires a un Buquebus y cruzó el Río de la Plata.
En el Uruguay lo esperaba uno de sus mejores amigos, Diego Mazer. En el gobierno K, este empresario dueño de diversas compañías de múltiples rubros solía interesarse por los negocios de juegos de azar. Precisamente los que manejaban esos dos presos que ahora apelaban a su viejo amigo, el magistrado de un tribunal de alzada, pidiendo que se revisara la sentencia que los encarcelaba en la prisión preventiva.
Ballestero volvió a la Argentina acompañado. Solo por su amigo Mazer. Y esta vez, volvió por aire. No por agua. Se subieron a un avión Aerolíneas Argentinas: el vuelo 1353 aterrizó en Buenos Aires el 15 de enero.
¿Qué hicieron ambos en Uruguay? Ballestero estaba de feria. Vacaciones. Viajó rápido. Había pasado poco tiempo en el país del mate ubicuo, las facilidades para crear sociedades, y la receptividad a los depósitos bancarias en instituciones antes regidas por el más estricto y confidencial secreto: estos son algunos de los rasgos que acompañan toda imagen de la República Oriental, mucho tiempo llamada la Suiza de Sudamérica.
Un mes después, Ballestero volvió a volar junto a Mazer. Esta vez cruzó el Atlántico y llegó a Europa. Madrid, España. Los acompañaban dos amigos más. Salieron de Ezeiza en una aeronave de Air Europa, vuelo UX42. Volvieron tres días después, el 18 de enero, por la misma aerolínea, vuelo UX41.
Esos viajes enigmáticos de Ballestero junto a Mazer, realizados en medio de las tratativas en la Cámara Federal que debían decidir sobre un recurso de excarcelación presentado días después del 8 de enero por la defensa de los conocidos de su amigo Mazer, Cristóbal y De Sousa, no evitaron que Ballestero demorara su trabajo en el caso. Las travesías junto a Mazer tal vez le hayan dado aún más energías para estudiar el copioso expediente por el que los empresarios K del Grupo Indalo se encontraban en prisión preventiva.
Mazer es amigo del juez, y fue uno de los nexos con la Justicia que tuvo en sus épocas de poder el ex gobernador de Buenos Aires, hoy diputado, Daniel Scioli.
Los camaristas Ballestero y Eduardo Farah beneficiaron el 16 de marzo pasado con la libertad a López y De Sousa. El tercer miembro de la Sala 1 de la Cámara Federal, Leopoldo Bruglia, votó en disidencia.
Farah y Ballestero dejaron libres a esos dos empresarios. Pero además modificaron la carátula del expediente, algo que podría ser tan determinante como favorable para su futuro procesal. Dirimieron una cuestión de competencia: que el caso "Oil" debía instruirse en el fuero Penal Económico. Y no en el Federal, donde los empresarios K habían sido procesados y encarcelados preventivamente por el juez Julián Ercolini, que había validado la acusación del fiscal Gerardo Pollicita por "Administración fraudulenta". La amistad con Mazer es tan sólo uno de vínculos entre Ballestero con De Sousa y Cristóbal.
Hay más.
La ex esposa de De Sousa, llamada Karina Rubín, convive en un departamento del complejo Madero Center, de Puerto Madero, con un abogado llamado Carlos Morales. Es socio del hermano de Ballestero, llamado Julio César, pero conocido en el ambiente de tribunales por su apodo de toda la vida: "Coco".
"Coco", como "Pati", tal es el apodo de su conocido hermano camarista Jorge, es también un hombre del Derecho.
Rubín, la pareja del empleador del hermano de Ballestero, es directora de una de las empresas satélites de Oil, la petrolera de su ex marido, De Sousa. Según los registros públicos, Rubín es empleada de Oil pero figura también como fundadora de la sociedad Pro Oil SA junto a otro directivo del Grupo Indalo, Adrián Orduna. En resumen, una directora de Oil vive con el "socio" del hermano de Ballestero.
López y De Sousa son expertos en juegos de azar.
Pero, en esta trama, las coincidencias son demasiadas. Tal vez, incluso, generadas por la fortuna.
Mazer conoce a Cristóbal López e intentó que el empresario K se quedase con un negocio de control de juego on line en la provincia de Buenos Aires, contaron a Clarín fuentes del mercado que lo conocen.
El otro Ballestero, "Coco", trabaja, según su propio currículum lo indica, en el mismo estudio que Morales, el abogado que vive con una directora de Oil. Ex esposa de De Sousa.
Ese bufete se llama Bissoni, Carcavalho & Asoc.
El departamento en el que conviven Rubín y Morales es propiedad de Cristina Kirchner.
Azares de hombres y mujeres de juegos de azar.
La diputada nacional Elisa Carrió denunció ante el Consejo de la Magistratura a los dos camaristas que dejaron en libertad a los empresarios que admiten haber retenido miles de millones de pesos que debían transferir al fisco.
Según acusó la diputada, tanto Farah como Ballestero habrían cobrado “coimas” para liberar a los ex presos millonarios ambos, a pesar de sus incumplimientos sistemáticos con la AFIP en la gestión presidencial de Cristina Kirchner.
Carrió presentó un escrito ante el organismo que controla y puede remover a los jueces, en el caso de Ballestero, pidiendo que se retome una denuncia sobre el patrimonio del magistrado que presentó en 1996 el legislador socialista Alfredo Bravo.
Ya entonces “Pati” sobresalía sobre el resto de los jueces por su fortuna, en el sentido crematístico de la palabra.
El diario La Nación informó que, de acuerdo a las declaraciones juradas presentadas por los jueces y camaristas federales correspondientes a 2016, Ballestero era quien más bienes y dinero sumaba entre todos ellos: 12.178.047 pesos.
Justificó el aumento de su patrimonio respecto al 2015, que creció un 183 %, porque había vendido una casa de su propiedad en el country Mayling.
Clarín confirmó, de acuerdo a fuentes que lo conocen, y a personas que tienen propiedades en otro barrio cerrado, Tortugas Country Club, que “Pati” alquiló en ese lugar exclusivo, hace pocos meses, coincidentes con su rol crucial en el “caso Cristóbal”, una nueva casa de fin de semana. Está ubicada frente a la cancha de Polo del Tortugas, aunque en un emplazamiento lateral. Las fuentes que conocen los valores inmobiliarios y los detalles de las operaciones como la que realizó Ballestero en el Tortugas, le aseguraron a este diario que el magistrado pagó por ese nuevo inmueble rentado 120 mil dólares. Habría adelantado así dos años de alquiler: la nueva mansión en la que quiere descansar el juez tiene un costo de alquiler mensual de 6 mil dólares.
Pero no le garantizaría paz.
“Pati” se fue del country Mayling luego de que fuera escrachado por los socios del lugar.
Su llegada a Tortugas generó mal humor entre las viejas familias de su nuevo club.
Igual que en Mayling, un numeroso grupo de socios de su nuevo country evita compartir espacios comunes con él. Consideran que es un juez poco transparente. E iniciarían acciones para impedir que se quede en el lote 528. Allí se levanta su nueva mansión de fin de semana: pintada de color ocre, dos pisos muy amplios, ventanales, galerías, jardín florido. Y pileta.
Clarín llamó a Ballestero a esa nueva casa para escuchar su versión sobre los hechos que se cuentan en este artículo. Contestaron que el camarista no estaba en el lugar. Pero que podría comunicarse para aclarar lo que se debiera.
No lo hizo.
Fuente: Clarín
Sábado, 31 de marzo de 2018
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