Deporte La Selección extrañó a Messi y vivió una pesadilla en Madrid que la llena de dudas Fue una caída histórica: 1-6 ante la poderosa España en la última prueba seria antes del Mundial. Argentina se expuso, dio muchas ventajas atrás y terminó bailada.
Es imposible adivinar hoy las consecuencias que puede tener la bofetada (por usar las palabras de Sampaoli) que recibió una frágil Selección Argentina por la mano contundente de una impiadosa España. Pero las va a tener, eso es indudable. Un 6-1 deja huellas y heridos. No va a ser igual la relación del plantel con el técnico y sobre todo no será idéntica la lista que tenía en la cabeza el entrenador para llevar al Mundial. Antes del nocaut tenía unos 20 nombres casi confirmados, ¿cuántos de ellos quedarán en el camino?, ¿quiénes pagarán con su ausencia este tremendo pasó atrás?
Sampaoli, como indican los códigos de vestuario, se hizo responsable de la derrota en un mensaje hacia los jugadores, ¿alcanzará para mantener el buen clima interno?, ¿o los mismos futbolistas tendrán facturas para pasarle?
Algo se rompió, sin dudas. Es extraño que Messi haya bajado al vestuario en el entretiempo y más extraño aún es que lo hayan hecho público. ¿Qué fue hacer Leo con el resultado 2-1? ¿Alentar, dar indicaciones? Sí es razonable que estuviera en el final, bancando a sus compañeros en la mala.
En fútbol, después de un 6-1 nada es lo que era. La imagen de Lautaro Martínez abrazando jugadores españoles como sin comprender lo que había pasado es una de las últimas que se vieron del naufragio de la Selección en la noche del Wanda Metropolitano.
El pibe de Racing habrá soñado mil veces su debut con la camiseta argentina, en ninguno de ellos su ilusión se atrevió a convertirlo en una pesadilla. Y ahí estaba, confundido como todo el equipo, tratando de entender.
No es fácil. Se sabía que visitar a España, uno de los mejores equipos del mundo, sin Messi era un riesgo tal vez innecesario. No quería hacerlo el técnico y es un error de la AFA. Una mala idea. Pero había que jugar y nadie imaginaba que el equipo se incendiaria entre su propias llamas y el fuego colectivo de Isco y sus amigos. Hubo, antes, algunas señales en el rendimiento colectivo que no se escucharon o se quisieron escuchar.
El equipo de Lopetegui desnudó sin piedad al de Sampaoli, demostrando lo lejos que está de ser un conjunto confiable. El blanco de la camiseta de uno y el negro de la del otro parecen una metáfora de mal gusto, pero así se vieron en la cancha,
Puestos los dos en el césped duró un suspiro la imagen competitiva de la Selección. A los siete minutos salió jugando del fondo como si fuera el mejor Barcelona o el actual Manchester City. Higuaín quedó solo ante De Gea, pero Pipita, fiel a su maleficio, definió desviado.
Pero fue un espejismo. Cinco minutos después Diego Costa perforó el centro de una defensa llena de supuestos especialistas (Otamendi, Rojo, Biglia y Mascherano) y todo empezó a venirse abajo. Después, una salida forzada de Caballero terminó en un regalo a Isco. El 2-0 era exagerado, pero producto de una fragilidad defensiva impropia de un equipo con aspiraciones.
Con excepción del gol de Otamendi, todo lo que sucedió más tarde pareció una pesadilla futbolística. Argentina tratando de recomponerse y atacar, España esperando tranquilo que aparecieran los espacios empapelados para regalo. Con Thiago Alcántara y Andrés Iniesta manejando los hilos, Isco se sentía en Disney y la defensa rival en Sarajevo.
Más allá de algunos atenuantes como las ausencias y cierta injusticia en el resultado del primer tiempo, el durísimo golpe abre el análisis hacia varias preocupaciones. En principio, no es novedad que el equipo no existe como tal, que depende de Messi y que no tiene funcionamiento, incluso con Leo en la cancha. Después, la lupa cae sobre rendimientos individuales que inquietan. La dupla central (Otamendi y Rojo) tenía al menos hasta ayer grandes chances de ser la titular y la dupla de volantes defensivos (Biglia y Mascherano) es según dicen la que Messi quiere detrás suyo. Además, todo lo que supuestamente se avanzó en un sobrevaluado triunfo ante Italia se retrocedió ayer. Si Caballero sorprendió con sus atajadas y su buen pie en Manchester, en Madrid fue partícipe necesario en un segundo gol que ni siquiera era un ataque español y salió del área a destiempo y desprotegido en los goles que fueron cerrando la goleada. Higuaín había sido muy elogiado por el cuerpo técnico en el partido del viernes pasado, este martes se lo vio lento y entregado ante la presencia intimidante de Piqué y Sergio Ramos. Pipita volvió y en dos partidos no hizo ningún gol. No son buenas noticias.
Sampaoli verá miles de veces el video de este desestabilizador 6-1. Sacará conclusiones, tomará decisiones. Poco y nada será como era antes de la noche del Wanda Metropolitano. Es un golpe de nocaut pero hay que levantarse. Y si el baño es de realidad, habrá que intentar cambiarla.
Fuente: Clarín
Miércoles, 28 de marzo de 2018
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