Nacionales Los 19 soldados chaqueños identificados en Malvinas  Luego de los estudios de identificación de los caídos en la guerra de Malvinas, dieron a conocer los nombres y origen de los 88 soldados. Entre los caídos se encuentran 19 chaqueños: Juan Carlos Dábalo, Carlos Agustín Díaz, Eduardo Gómez, Juan Carlos Monzón, Ricardo Argentino Ramírez, Miguel Aguirre, Celso Alegre, Juan Alejandro Ayala, Orlando Aylan, Ángel Benítez, Vladimiro Dworak, Miguel Ángel Falcón, Luis Roberto Fernández, Ireneo Mendoza, Eleodoro Monzón, Alberto Genaro Pavón, Rubén Norberto Ramírez, Darío Rolando Ríos, y Adolfo Vallejos.
Los cuerpos volverán a ser enterrados en el cementerio de Darwin, que durante décadas permanecieron como NN.
Los chaqueños
Juan Carlos Dábalo. Nació en Sáenz Peña.Con 19 años, fue designado como soldado conscripto.
Vivía con sus padres y ocho hermanos en un barrio muy humilde. Como su padre estaba enfermo, Dábalo trabajó desde chico, por lo que no cursó estudios primarios. En el Chaco y Corrientes, cosechó algodón. Luego, en Barranquera, Chaco, se dedicó junto a su hermana Mercedes a la venta ambulante de hilo, agujas, café y encendedores. A los 18 años hizo el servicio militar en el Batallón de Infantería de Marina N°5, de Río Grande, donde estaba aprendiendo a leer y escribir. Su familia nunca fue notificada de que Juan había sido enviado a las islas. Al terminar la guerra, primero el Estado informó que estaba “desaparecido” y más tarde que estaba muerto, pero sin darle a la familia Dábalo ninguna precisión de las circunstancias.
Carlos Agustín Díaz. De General Pinedo. 18 años, su rango era soldado conscripto del Ejército.
Vivía en una zona rural con sus padres y nueve hermanos. Fue convocado para hacer el servicio militar y se incorporó al Regimiento de Infantería 12, de la localidad correntina de Mercedes. Cursó estudios primarios y luego trabajó como jornalero haciendo destronques con hacha. Además le gustaba amansar caballos y jugar al fútbol. Al terminar la guerra, su padre recorría sesenta kilómetros por día en bicicleta, desde la zona rural en donde vivía su familia, hasta General Pinedo en busca de información. Durante 35 años la familia esperó algún dato de Carlos, en medio de rumores contradictorio.
Eduardo Gómez. De Villa Berthet. 18 años, su rango era soldado conscripto del Ejército.
Vivía con su familia. En 1981, a los 18 años, inició el servicio militar en Corrientes, y al año siguiente fue a las islas Malvinas. Allí se incorporó al Regimiento de Infantería 4, que el 12 de junio libró la Batalla de Monte Harriet, y en la que Eduardo cayó. El Estado no notificó la muerte de Eduardo a su familia, que al finalizar la guerra lo buscó incansablemente. Recién en diciembre de 1982 los Gómez recibieron la confirmación oficial de su muerte. En 1991 su madre y una hermana viajaron a las islas.
Juan Carlos Monzón. De Villa Ángela. 18 años, su rango era soldado conscripto del Ejército.
Nació en una humilde familia de campo. Tenía ocho hermanos; todos trabajaban en la cosecha de maíz y algodón. Fue a la guerra como soldado conscripto del Regimiento de Infantería Mecanizado N°12, solamente con las armas de desfile: una pistola y un fusil. Murió el 28 de mayo, por las heridas de una bomba mientras combatía en Pradera del Ganso. Su hermana Ana viajó en 2009 a Malvinas y lo buscó tumba por tumba en el cementerio de Darwin; nadie le había avisado que Juan Carlos estaba enterrado como NN.
Ricardo Argentino Ramírez. De Quitilipi. 19 años, era soldado conscripto de la Armada.
A los seis años se mudó junto a su familia a Lanús, donde completó sus estudios. Soñaba ser constructor, como su padre. En Malvinas estuvo a cargo de un mortero en el Batallón de Infantería de Marina N°5. Falleció el 14 de junio en Sapper Hill, cuando una bomba le cayó cerca mientras se replegaba hacia Puerto Argentino. Alberto, su hermano menor, buscó datos suyos durante años hasta que en los noventa encontró su foto en la tapa de una revista, junto al enfermero que fue a asistirlo. Ya había perdido la vida.
Miguel Aguirre. De Presidencia de La Plaza. 52 años, Oficial de la Armada.
Nació en Chaco el 1° de agosto de 1929 y luego de la muerte de su padre, a los ocho años, se radicó en Vicente López, provincia de Buenos Aires con su tío Ignacio Benítez. Desde muy joven descubrió su vocación militar. Ingresó como suboficial a la Armada para después especializarse en electricidad. Se ofreció como voluntario para ir a Malvinas ya que en 1982 estaba de goce de su licencia anual. Partió al archipiélago el 12 de abril en un avión Hércules. Su labor se desarrolló en el ARA de transporte Isla de los Estados. Allí realizó tareas de carga y descarga de alimentos, medicamentos y municiones. Murió el 10 de mayo luego de un cañonazo propinado al buque argentino por la fragata inglesa Alacrity, en el estrecho de San Carlos. El ARA Isla de los Estados -aunque pertenecía a la Armada- era un buque de transporte de carga y con tripulación civil completamente desarmado. Junto a Miguel, perdieron la vida 15 civiles.
Celso Alegre. De La Leonesa. 18 años, soldado conscripto del Ejército.
Su sueño era convertirse en policía. Es uno de los dos Qom que murieron en Malvinas. Como era analfabeto, durante la guerra no pudo escribirle cartas a su familia para contar sobre su situación. Los Alegre nunca recibieron la notificación oficial de que Celso estaba desaparecido. Su padre, Héctor, convencido de que su hijo estaba vivo, lo esperó durante treinta y cinco años, izando cada domingo una bandera en su honor. Héctor murió en junio del año pasado sin saber que Ramón había caído el 28 de mayo de 1982, en Darwin, poco antes de cumplir 20 años.
Juan Alejandro Ayala. De Tres Isletas. 19 años, soldado conscripto del Ejército.
Desde muy pequeño trabajaba en el campo con su caballo y era aficionado a la música: recitaba poemas gauchescos y cantaba canciones mexicanas. Según contó su madre, Hermenegilda Ida, cuando “Juancito” se enteró de la recuperación de las islas Malvinas se entusiasmó mucho: decía que si tenía que morir era un honor hacerlo por la patria. Perdió la vida el 12 de junio junto a otros cinco compañeros, mientras defendía como sirviente de mortero el Monte Harriet. Dos días después, las fuerzas argentinas se rindieron.
Orlando Aylan. 19 años, soldado conscripto del Ejército.
Cumplía el servicio militar en el Regimiento 4 de Infantería Mecanizada.
Ángel Benítez. De Sáenz Peña. 20 años, soldado conscripto del Ejército.
Benítez se trasladó en su infancia a Banfield, en la Provincia de Buenos Aires, donde vivía con su madre y tres hermanos. Al terminar el colegio primario trabajó haciendo changas en la construcción y en un almacén. Hincha de River, era de carácter conversador. Su familia no fue notificada de que Angel había sido mandado a las islas. Sólo se enteraron cuando un hermano suyo pidió información en el Regimiento 7 de Infantería Mecanizada de La Plata, donde Angel se había incorporado. Su familia no recibió ninguna carta desde las islas. El Estado lo registró como “desaparecido”. Hasta la identificación de Angel en 2017, su familia aún conservaba esperanzas de que apareciera con vida.
Vladimiro Dworak. De Campo Largo. 20 años, soldado conscripto del Ejército.
Integró el equipo de la Fuerza de Tareas de Mercedes, conducidas por el Coronel Piaggi. La zona de operaciones -donde realizaba las tareas de vigilancia terrestre- estuvo comprendida entre Darwin y Pradera del Ganso. Quedó herido de muerte luego de un enfrentamiento con un grupo de paracaidistas británico.
Miguel Ángel Falcón. De Barranqueras. 20 años, soldado conscripto del Ejército.
Miguel profesaba la cultura del “día a día”. Radicado desde muy pequeño en Avellaneda, se escapaba constantemente de la escuela. Su principal aliado era justamente su hermano mayor. Juntos se pasaban el día entero evitando volver a casa: la calle era su lugar en el mundo. Cuando a Miguel lo fueron a buscar para la convocatoria de Malvinas, él ya había obtenido la baja del servicio militar. Ya en el archipiélago estuvo en la Península Camber, Wireless Ridge y el Monte Longdon, bajo las órdenes del Coronel Omar Jiménez. Falleció en el enfrentamiento del Monte Longdon, el 11 de junio. Entre sus pertenencias tenía un maso de cartas de truco y un reloj -regalado por su abuelo- detenido en la fecha 2 de abril.
Luis Roberto Fernández. De Villa Ángela Chaco. 19 años, soldado conscripto de la Armada.
Hizo dos años de servicio militar en la Armada, en Río Grande, Tierra del Fuego. Le gustaba hacer bromas: la última vez que pasó por su casa tocó timbre disfrazado de mujer; cuando su mamá Emilia abrió la puerta él le hizo creer por un rato que era una novia que venía a visitarlo. Al momento de viajar a Malvinas estaba cursando tercer año del secundario. Murió el 11 de junio en Monte Longdon. Recibió un disparo al abandonar su escondite para lanzar una bengala que permitiera iluminar la posición del enemigo.
Ireneo Mendoza. De General San Martín. 19 años, soldado conscripto del Ejército.
Llegó a Malvinas como miembro del Regimiento de Infantería Mecanizado N°12 de Mercedes, provincia de Corrientes. Murió el 28 de mayo, combatiendo en el Cerro Darwin contra el 2° Batallón de Paracaidistas británicos. Compartía un pozo de tiro con otros tres soldados. Fue alcanzado por disparos apenas se incorporó del refugio para reforzarlo con chapas de zinc: uno de sus compañeros lo metió de vuelta en el pozo tomándolo del uniforme, pero ya había fallecido. Tenía 19 años.
Eleodoro Monzón. De Quitilipi.21 años, soldado conscripto de la Armada.
Hizo la primaria en la escuela N° 59 y abandonó los estudios en tercer año para ayudar a su padre en el campo. En 1981 lo convocan para prestar servicio en el Ejército, donde lo destinaron a Ushuaia. Fue en el Batallón de Infantería N° 5 donde descubrió su vocación por continuar su carrera militar. Formó parte del grupo Colina de Sapper Hill: un pequeño escuadrón de soldados que no estaba enterado del fin de la guerra y le provocaron un daño letal a la Royal Marine. Murió el 14 de junio de 1982 a los 21 años.
Alberto Genaro Pavón. De Bajo Hondo. 20 años, soldado conscripto del Ejército.
En las Islas Malvinas se encargó de socorrer a los heridos en diversas unidades. Integró la Compañía de Sanidad N° 3. El autor José Pascual le dedicó una canción -que luego interpretó Zitto Segovia-: “Todavía anda, ahí va, el negro Pavón”. El 10 de junio murió luego de ser abatido por la artilleria britanica.
Rubén Norberto Ramírez. De Tres Isletas. 19 años, soldado conscripto del Ejército.
Fue a las islas Malvinas como tirador del tercer grupo de la Compañía “B” del Regimiento de Infantería Mecanizada N°12. Perdió la vida el 28 de mayo en Darwin, a los 19 años, combatiendo en la primera batalla terrestre entre ambos bandos después del desembarco británico en San Carlos.
Darío Rolando Ríos. De La Escondida. 24 años, soldado conscripto del Ejército.
Cayó en la Batalla de Monte Longdon. Tuvo un hijo.
Adolfo Vallejos. De Resistencia. 20 años, soldado conscripto del Ejército.
Fue dado la baja del servicio militar pero lo llevaron a la guerra cuando fue a buscar su documento. Cumplió 20 años en el archipiélago, el 30 de mayo. Falleció pocos días después, el 11 de junio, combatiendo en el Monte Dos Hermanas. Noelia recibió el dato de que su hijo estaba en el Regimiento de Monte Caseros y allí fue a buscarlo, pero no era él.
Fotos: La Nación.
Domingo, 4 de febrero de 2018
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